Los desfiles de vestidos para bodas, son un medio a través del cual los diseñadores pueden exhibir sus nuevas ideas y creaciones, anticipar tendencias, afianzando una marca, un estilo nuevo, consiguiendo atraer a los medios de comunicación y la atención de un público hacia su firma. Normalmente se celebran en grandes recintos feriales o en exteriores, dejando una gran pasarela cubierta por una moqueta que formará el pasillo por donde desfilarán los modelos.
Ciudades importantes como Nueva York, Londres, París y Milán son sin duda las capitales más representativas de un calendario dividido en dos estaciones, una en primavera-verano y otra en otoño-invierno del siguiente año. En estos grandes desfiles destaca sobre todo la alta costura y el prèt-á-porter que finalmente terminará en muchos escaparates de las más importantes firmas de ropa a nivel internacional.
Organizar este tipo de eventos conlleva un alto coste en cuanto a inversiones, aunque si se consiguen buenas reseñas por parte de influencers y periodistas especializados en la boda nupcial, se pueden conseguir un aumento de pedidos en su showroom, donde se pueden ver los diferentes modelos expuestos sobre una moqueta que o alfombra cubriendo diferentes pasillos.
Es cierto que muchos modelos que vemos en los desfiles están algo sobredimensionados, esto se hace para atraer más al público, pero luego en su escaparate las prendas o vestidos tienen un corte más acorde o realista. Por tanto la novedad, la innovación y la espectacularidad suelen ser algunos de los recursos más utilizados.
Detrás de cada espectáculo hay una realidad comercial que se oculta tras los flases de las cámaras que se sitúan a pie de escenario para captar las imágenes más espectaculares. La producción de este tipo de desfiles implica la participación de equipos multidisciplinares, productores y diseñadores, aunque son cada vez más los que recurren a la subcontratación de empresas de producción especializadas que se encargan de extender la moqueta, instalación de tarimas, luces, sonido, etc…
Según cifras de mercado recientes, son necesarios 30.000 euros como mínimo para producir el desfile de un diseñador independiente, de 150.000 a 300.000 euros para realizar la presentación de una firma que desfila habitualmente en una de las grandes semanas de la moda y pudiéndose disparar hasta 850.000 euros para financiar una superproducción de un desfile de alta costura en París.
Con su clásica moqueta formando un pasillo lineal, la pasarela clásica busca en todo momento la novedad en las localizaciones y en la construcción de espacios, sencillos, elegantes y efectivos. Pero también se hacen desfiles con cierto estilo urbano y trasgresor ambientando mejor la escena.
